lunes, 14 de enero de 2013

El buen salvaje (Rousseau)




El buen salvaje, noble salvaje, o mito del buen salvaje es un lugar común o tópico en la literatura y el pensamiento europeo de la Edad Moderna, que nace con el contacto con las poblaciones indígenas de América. Este mito, aun hoy en día, se ha convertido en parte del imaginario de muchas personas sobre la relación entre los pueblos "civilizados" y los "primitivos".
Las utopías del siglo XVI (Erasmo de Rotterdam, Elogio de la locura; Tomás Moro, Utopía) y obras como la de Baltasar Gracián (El Criticón) en el siglo XVII, llevan a la definitiva discusión del ser humano como malo por naturaleza (Leviatán de Thomas Hobbes) o bueno por naturaleza, como pretendió la Ilustración (John Locke y sobre todo Jean-Jacques Rousseau), que vuelve a descubrir ejemplos de buenos salvajes en las islas del océano Pacífico (tropicales y paradisíacas como las Antillas, con indígenas desnudos de fácil trato y naturaleza pródiga) que describen viajeros como James Cook y se reproducen en historias como la del motín del Bounty.
También contribuyó a la extensión del uso del concepto el hallazgo de niños salvajes (Victor de Aveyron y Kaspar Hauser), que a su vez tuvieron tratamiento literario y cinematográfico, por sí mismos o como inspiración. El tema aparece en conjunción con el exotismo de los pueblos extraeuropeos en El libro de la selva o Tarzán.

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